Carta al Excmo. Sr. Alcalde
Antonio Sánchez Portero
Excmo. Sr. Alcalde
Ayuntamiento de Calatayud
Sr. D. Fernando Martín
Calatayud, 14 de junio de 2004
Señor Alcalde y querido amigo: como no estoy dispuesto a que la historia se repita una vez más, desde hace más de tres años, con toda cordialidad, pero con la máxima firmeza, me veo obligado a manifestar lo siguiente:
El límite de mi paciencia, que estaba agotado, ha rebasado toda medida. Muy a mi pesar, y lamentándolo mucho, ante las desatenciones (por llamarlo de alguna manera) a que me veo sometido y la falta de respuesta a mis justas demandas, no tengo otro remedio que dar curso a las medidas que le anuncié a la concejala de Turismo, y que son:
Enviar un dossier a la Casa de su Majestad el Rey informando que, a pesar de mi insistencia, no consigo que el retrato de D. Juan Carlos presida el Museo de la Dolores, como se estipula en la autorización que me remitió dicha Casa. Lamentaré decir que este Ayuntamiento, informado de la cuestión, no ha mostrado el mínimo interés en que este caso se resuelva conforme a la lógica y a la razón.
Retirar todas mis pertenencias del Museo de la Dolores. Avisaré a este Ayuntamiento, al mismo tiempo que a la Asociación, del día y hora en que efectuaré dicha recogida. El contrato que suscribí con dicha Asociación, enunciando las condiciones de la cesión de mis fondos, caducó el pasado 19 de marzo, y respecto a la legitimidad de llevar a cabo mi deseo, no ofrece la menor duda. Espero que no se me ponga ninguna pega para recuperar lo que es mío.
Una vez efectuada esta operación ¾tras de la cual el Museo se quedará casi vacío¾, porque no creo que nadie caiga en la tentación de colocar fotocopias de los documentos, fotos o cuadros expuestos, o de lo que tengo publicado en mis libros, que está amparado por el Derecho de Propiedad Intelectual. De hecho, sin mi conocimiento y, por supuesto, sin mi autorización, la Librería Jesús ha reproducido unas postales (expuestas en el Museo) para mostrarlas en la exposición de fotos antiguas montada durante el pasado mes de abril por la Asociación.
Como esta acción de recuperar mis pertenencias puede dar lugar a que se me llame de todo y se me ponga como chupa de dómine, creo conveniente, para salvaguardar mi persona y mi prestigio, informar de los motivos que me impulsan a realizarla, bien sabe Dios que muy en contra de mi voluntad. Y no me queda otro remedio que poner en conocimiento de la opinión pública el trato que he recibido sistemáticamente de este Ayuntamiento, que ha ignorado mis repetidas peticiones y sugerencias en pro de que el Museo de la Dolores sea lo mejor posible y pueda cumplir sus objetivos, que van más allá de los que debe cumplir un museo "normal". Lo que se me está haciendo entre unos y otros no tiene nombre y no acierto a explicarme los motivos de estas actitudes tan anormales y tan poco razonables.
Para la publicación que preparo me servirán de base los documentos contenidos en el Dossier que a través del Registro Municipal entregué al Ayuntamiento el 29 de julio de 2003. El Ayuntamiento, por tanto, no puede aducir que los desconoce, y se da el caso en que en dicho dossier se recogen pautas y sugerencias sobre como debe ser el Museo de la Dolores; un informe de una museóloga, acompañado del contrainforme de un experto (que es un servidor); cartas dirigidas al Ayuntamiento y a la Asociación, que no han tenido respuesta ni efecto; y numerosa información dada a conocer en la medios de comunicación sobre el trato injusto a que he sido sometido.
Gran parte de esta documentación está incluida, o lo estará, ampliada, en mi página web de Internet, y no es necesario recordar lo fácil que resulta incentivar en los periódicos digitales, en los normales y en otros medios na-cionales para que se hagan eco de su difusión. Espero y deseo vivamente no tener que hacerlo. Pero después de lo que he realizado y sigo haciendo respecto a la Dolores ¾porque después de treinta años todavía queda mucho por hacer¾ no puedo permanecer impasible, viendo como se me ningunea, se me niega el pan y la sal, y se me toma el pelo de una manera incomprensible e injusta a todas luces.
Lamento en el alma haber llegado a esta situación, que no es de mi gusto. Pero estoy muy enfadado. Más aún: indignado. Nadie se puede creer hasta qué punto.
Un cordial abrazo.
www.ladolores.net
14 de junio de 2004