En este lugar, en el centro del Museo, debe estar el cuadro de S.M. el Rey, no junto a la puerta de entrada.
A pesar del mensaje que intentan transmitir, la mala fe de la Junta Directiva de la Asociación "La Dolores" hacia mi persona y hacia mi labor es manifiesta. Y el recurso que voy a emplear por el momento para atajar sus constantes arbitrariedades y desconsideraciones a que soy sometido, es poner en conocimiento de la opinión pública, procurando la máxima objetividad, lo que viene sucediendo en un asunto que estimo importante para Calatayud.
Tienen la desfachatez de decir: "Desde la Asociación, no se ha promovido litigio alguno contra su encomiable labor" y que aprovecho "cualquier circunstancia, como es el caso, contra la Junta en un intento o ¿interés? Por debatir, en un ámbito impropio, los temas que debieran encontrar bálsamo en el seno de la Asociación, a la que pertenece como miembro principal."
Esto que dicen no es verdad. ¿Cabe mayor promoción de litigio que incumplir descaradamente los contratos que firmamos? Hemos suscrito dos. Del primero (debería avergonzarles su actitud), hablaré próximamente. Sobre el segundo, en carta que dirigí al señor Bañeres, que iba acompañada de un comentario y una apostilla bajo el título de "Tensa situación", que se publicó en "La Comarca" el 16 de mayo, demuestro de manera fehaciente que se saltan a la torera algunas cláusu1as de dicho contrato, en especial la relativa a mis atribuciones como Director Científico del Museo, que sobre el papel me reconocen, pero que por lo que veo no en la realidad.
¿Mi interés? Todo el mundo sabe cual ha sido y es el interés de toda mi vida. Mi interés sin límite por Calatayud, demostrado públicamente con hechos en multitud de ocasiones. Es paradójico que poco antes de suscribir este segundo contrato, me dirigí a la Junta en los siguientes términos:"Estimados amigos y colaboradores:
Mi deseo es que mi relación con la asociación se normalice. Para que ello sea posible, estoy dispuesto a olvidarme de lo pasado [el incumplimiento del primer contrato] y, partiendo de cero, poner todo mi empeño y buena voluntad y ceder en lo que sea razonable."
Y terminaba esta comunicación. "Ya sé que nuestros pensamientos y opiniones son muy divergentes; pero os pido, con toda humildad y buena voluntad, en beneficio de Calatayud, que meditéis estas consideraciones [las que les transmitía], estas sugerencias definitivas que, aunque no os lo parezcan son juntas y razonables. Estoy cansado de disputas y malentendidos. Os tiendo la mano y deseo que colaboremos juntos, cada uno en nuestro sitio."
Gracias a mi buena voluntad, firmamos el segundo contrato, el que ahora han convertido en papel mojado. Y, contradiciéndose, ponen de manifiesto sus intenciones cuando dicen: "En todo momento esta Junta Directiva apoya a su presidente J. Antonio Bañeres, que es además la persona que se encuentra a cargo del Museo", lo que equivale, en la práctica, a asumir las funciones de director. Pero con qué "título", con qué conocimientos, con qué merecimiento, por qué motivo, porque que yo sepa el cargo de presidente no lleva aparejado el de director. Son dos cosas diferentes y, a veces, pueden ser hasta incompatibles.
Resulta, con sus manejos, que a pesar de ser reconocido oficialmente como Director Científico, me encuentro marginado, sin tener ninguna potestad sobre el Museo que he creado de la nada y sin poder acceder a é1 cuantas veces sea necesario en beneficio de Calatayud. A esta injustificable situación me han llevado después de treinta años de trabajo para reivindicar el nombre la Dolores y que dejaran de incordiarnos y para contribuir de manera importante al desarrollo turístico de nuestra ciudad. ¡Buen pago es el que tengo!
Como es de cajón, no puedo quedarme impasible viendo como en aras de un protagonismo injustificado, contra toda lógica y razón, se me crucifica y se usurpa la función que por motivos que es obvio exponer me corresponde. ¿Verdad que me comprendéis, y hasta disculpáis que dé la lata?Antonio Sánchez Portero
Publicado también en:
LA COMARCA, 30 de mayo de2003