Opinión:
LA DOLORES EN EL MUNDO

Por Antonio Sánchez Portero


Estimo que, al margen de otras consideraciones, hay cartas que por su tema, por su oportunidad o por el interés que tienen, rebasan el ámbito particular y deben ser divulgadas. Creo que es el caso de la siguiente, que me ha llegado a través de internet y que explica con meridiana claridad el trasfondo del navegar de la Leyenda de la Dolores por el mundo.
Como éste podría ofrecer muchísimos ejemplos -son muy numerosas las comunicaciones que recibo a través de este medio o por correo-, pero ninguna con tanta enjundia, con tanta clarividencia y que tanto me ha emocionado como ésta, que me ha llenado los ojos de lágrimas, igual que a ti chacho -con minúsculas, como te gusta-, espero tener pronto el placer de darte un abrazo muy fuerte, y puedo anticiparte que en esta ciudad, que además de la Dolores puede ofrecer un mundo de cosas notables, y que es tuya, serás recibido con el cariño que te mereces y con los brazos abiertos.

A.S.P.
(A continuación la carta de chacho.)


Salta, 31 de marzo de 2002

Sr. Antonio Sánchez Portero
Calatayud
España

Estimado Sr. Antonio Sánchez Portero:
Desde Salta, Argentina, quiero agradecerle haberme permitido conocer la historia de La Dolores de Calatayud, de la cual sólo conocía, desde mi niñez, lo que expresa el pasodoble de Salvador Valverde y Ramón Zarzoso que mi madre solía cantar mientras realizaba sus quehaceres domésticos.

Desde aquella época me intrigó el misterio de esa mujer a la que una copla la mató. ¡Qué contenían esas mortíferas letras!. Qué pecado atroz había cometido esa mujer para que todo un pueblo lapidara su nombre en propios y extranjeros.

Intuí una actitud de incomprensión, odios y resentimientos; y tomé partido por La Dolores.

La imaginaba bella, ardiente, impulsiva, defendiendo con ardor su libertad. Como le habrá sucedido a muchos, no pude sustraerme a su influjo e irremediablemente me enamoré de doña María de los Dolores Peinador Narvión.

Pasó el tiempo y por esas cosas del destino de los hombres, mi hijo mayor recaló en Calatayud. Con premura, en nuestro primer contacto telefónico le solicité que me enviara todo lo que pudiera conseguir sobre La Dolores. ¾ Eso es algo dificultoso, papá ¾ , me contestó¾ aquí La Dolores es un baldón.
¾ Sí ya lo sé ¾ le contesté¾ , pero debe haber alguien, algún Calatayudense, o como sea el gentilicio, intelectual, artista, escritor o poeta que no se conformó con la copla e indagó sobre la verdadera historia de esta mujer. No es posible que una historia tan fuerte se pierda en el tiempo. Te ruego que busques y me envíes lo que encuentres.
¾ Bilbilitanos es el gentilicio, papá ¾ me dijo

La leyenda se agigantaba en mi memoria, no concebía que por enconos ancestrales un pueblo no le rindiera homenaje a esa mujer, y a su copla, por la cual seres ignotos de recónditos lugares del planeta sabíamos de la existencia de Calatayud.
"Deberían hacerle un monumento", pensé; "si al final los conocemos gracias a La Dolores.

De inmediato inicié una búsqueda frenética. Me acompañaba mi suegra, Loris Japaze, que conocía la canción; descubrimos que Calatayud proviene del árabe: Kalat Ayud y que mudéjar (mudayyan) significa: "a quien es permitido quedarse". El entusiasmo de mi suegra iba en aumento al reconocer su raza en parajes de los que sólo sabíamos de su existencia por la canción de La Dolores.

Con ahínco me sumergí en las páginas de Internet. Como si existiera un maleficio la información disponible me era negada. Las páginas que solicitaba en mi computadora (ordenador) me daban como no disponibles; así estuve a lo largo de tres días, hasta que, ya casi resignado, escribí: //usuarios.lycos.es/LADOLORES y se abrió un mundo de maravillas, allí estaba La Dolores. Ese universo que usted, don Antonio, supo desentrañar desde el olvido y la incomprensión.
Y supe de Calatayud, su gente y su historia. Créame, don Antonio, que estuve allí; vi sus paisajes y escuché su música; con lágrimas en los ojos, al compás del pasodoble, supe que La Dolores aun vive en Calatayud.

Ahora me invade otra ansiedad: la de leer sus libros, los cuales ya solicité a mi librero de cabecera.

Don Antonio Sánchez Portero, reciba usted mi agradecimiento y el reconocimiento y admiración por su maravillosa obra.
Desde esta lejana Salta, que es muy española, reciba usted mis más cordiales saludos

chacho matthews

P.D.: Dado que a través de la información suministrada en la página //usuarios.lycos.es/LADOLORES, pude conocer de su existencia y su obra, y vi su foto, en reciprocidad, le adjunto una copia de la solapa de mi libro "El olor de la vida", donde encontrará un pequeño resumen biográfico de quien le escribe.

Y vaya esta copla:

"Llegué a Calatayud
y encontré a la Dolores,
y homenaje le rendí
a la mujer y a sus amores."

ladolores.net, domingo, 1 de abril de 2002