Opinión:
Consideraciones sobre el Mesón de La Dolores
Por ANTONIO SÁNCHEZ PORTERO
Me consta que se intenta modificar sustancialmente el espacio y La disposición de una buena parte de los
elementos que componen en la actualidad el Museo de La Dolores, con objeto de incluir en un museo
etnológico.
No estoy de acuerdo con este planteamiento y considero que no es acertado por lasra4ines siguientes:
EL Museo de La Dolores es un museo especial, porque su función no se limita solamente a ser un
espacio expositivo de diversas piezas, sino que debe servir para el transcendental cometido que
expondré a través de estas líneas.
Tengo muy claro el objetivo y los fines que se deben de perseguir con el Museo de La Dolores.
Durante mucho tiempo, hace casi un siglo, Calatayud ha sufrido el sambenito de la Dolores. Era un
tema tabú. No se podía hablar de La Dolores en Calatayud. Eramos el pitorreo general y nos ha creado
muchos problemas.
Pues bien, después de más de 30 años de trabajo, he conseguido modificar radicalmente La situación.
Lo negro es blanco. Antes padecía mala reputación; ahora es una heroína, e incluso una santa. EL
rechazo se ha convertido en aceptación fervorosa por propios y extraños. Ahora nos sentimos orgullosos de La Dolores y se ha logrado su rehabilitación general, y no debemos olvidarnos de las
connotaciones económicas que eso conlleva.
Pero este fenómeno no se ha producido por generación espontánea ni por un milagro, sino que obedece
a un planteamiento estudiado y metódico, que he propiciado, que conozco muy bien y que tengo en las manos.
Y todo este inmenso logro conseguido (hasta hace muy poco impensable), debe de mantenerse a través
de la comunicación permanente, que debe de ser lo más amplia y concreta posible. Si el "mal" ha durado casi un siglo, no debemos creer que ahora ya está atajado y vencido.
Y el medio idóneo para esta comunicación no es otro que el Museo de la Dolores, que debe ser el
vehículo que transmita a los miles de visitantes quién es la Dolores en el aspecto real y en el legendario,
y poner de manifiesto el extraordinario Patrimonio Cultural que ha generado, un patrimonio que no tiene
parangón en la Música y en la Literatura universales (y no exagero un ápice). Este Patrimonio es muy
amplio, variado y de mucha categoría, y hay que cuidarlo especialmente y divulgarlo al máximo. Para
eso debe estar el Museo de la Dolores.
A tenor de lo dicho, opino que cualquier material relativo a la Dolores debe de tener preferencia sobre
otros que, sin ser excluidos, deben servir de complemento. Y corno el tema de La Dolores (por fortuna)
es un filón inacabable -continuamente estoy encontrando nuevos elementos susceptibles de ser expuestos- el actual espacio disponible lleva
camino de quedarse pequeña.
Estamos en el Mesón de la Dolores, el paradigma, el meollo de una LEYENDA UNIVERSAL. En el
Museo de la Dolores, lo que debe primar es todo lo relativo a La Dolores.
La gente busca a la Dolores. Tal como está orientado el Museo, además de intentar cumplir los
imprescindibles fines apuntados anteriormente, complace a la gran mayoría de las personas que lo
visitan y les produce agrado, satisfacción, sorpresa y asombro, como ponen de manifiesto plasmando
sus opiniones en el Libro de Firmas que tienen a su disposición.
El Museo de la Dolores, tal corno está concebido y realizado actualmente (nada es perfecto, todo es
mejorable y en eso estamos), es único y singular, por tanto debemos cuidarlo y potenciarlo en este
sentido, para que no se desvirtúe y pierda esta originalidad.
Museos etnológicos los hay a montones y muy buenos. Sin in más lejos, en Fuentes de Jiloca tenemos
uno. Y si queremos destacar en algo, repito, debemos ser originales y únicos.
En un principio se pensó aprovechar el espacio existente en las antiguas cuadras del Mesón para
Museo de la Dolores y Museo Etnográfico. Se creía entonces que las donaciones particulares para engrosar el
etnológico serian importantes, y que sobre la Dolores no habría muchos materiales. La realidad ha
demostrado que, en general, las donaciones de particulares han sido escasas y, salvo excepciones, de
poco valor, mientras que Los materiales relativos a La Dolores son cuantiosos. Por tanto, debemos
adaptar La situación a esta realidad.
Por este motivo, en el Museo de la Dolores no hay espacio ni elementos para formar un museo que
pueda llamarse etnológico. Y si parte del espacio que actualmente ocupa el que se conoce como
Museo de La Dolores se intenta transformar en el sentido de que sea un museo etnológico, suprimiendo
en él todas las piezas relativas a la Dolores, desvirtuaremos la principal función del primero de ser
vehículo y portavoz de esta Dolores universal, y no conseguiremos ni un MUSEO DE LA DOLORES
original y completo ni un inviable y mediocre museo etnológico. Este último museo es muy
interesante y, si fuese posible, habría que crearlo en otro lugar.
Ahora bien, algunos materiales o elementos de cierta categoría, podrían ser un buen complemento para
realzar las piezas especificas relativas a La Dolores. Esta opinión la he mantenido siempre y la he
puesto en conocimiento de La Junta Directiva de La Asociación Cultural "La Dolores" verbalmente
y por escrito.
Los que no tienen otra cosa, se "inventan" un Museo Etnológico. Nosotros por fortuna, tenemos a
LA DOLORES, y hay que mimarla y potenciarla al máximo.
LA COMARCA, 28 de septiembre de 2001