En saco roto I Juan Domínguez Lasierra

Litigio bilbilitano


ME LLAMA Antonio Sánchez Portero, que es uno de esos embajadores culturales de que Calatayud puede presumir con razón. Y, cuando yo creo que me va a contar, que publica una nueva edición de su "Dolores"; que ha descubierto un nuevo manuscrito sobre la popular hembra, que él ha logrado rescatar de su penosa fama y convertirla en un emblema bilbilitano; o que lo hacen hijo predilecto de su ciudad (que se lo merece), me dice que está muy, muy enfadado, porque en su pueblo asegura que no son justos con él.
Me quedo de piedra. Con Antonio Sánchez Portero, no, no hay que meterse. Que Antonio es mucho Antonio, y más bilbilitano que Marcial. Recuerdo su ya lejana "Antología de escritores bilbilitanos", un trabajo ímprobo que nos permitió reafirmar la extraordinaria fama literaria de Calatayud y luego esa constante entrega a un personaje como La Dolores con la que, como ya hemos dicho, ha logrado lo imposible: que toda una leyenda haya cambiado su sesgo y de ser un referente oprobioso para la ciudad lo sea hoy jubiloso y aun turístico. Y que en ese recuperado Mesón de la Dolores haya un museo dedicado a esa buena mujer tan mal llevada en coplas. Y ahora me entero de que Antonio Sánchez Portero está enfadado, por culpa, precisamente, de La Dolores, tan enfadado que amenaza con llevarse las piezas que forman el museo y que le pertenecen en su mayoría.
Yo no sé si Antonio tiene toda la razón en su litigio con el Ayuntamiento, pero Antonio es tan benemérito bilbilitano, ha luchado tanto por Calatayud, que, desde aquí, me atrevo a pedir dos cosas: que Antonio renuncie a llevarse los preciosos materiales de ese museo; y que la alcaldía valore los méritos de Antonio, le restituya los derechos que le correspondan y se acabe con este incidente que ni Calatayud ni Antonio se merecen. Confío en ello.

Heraldo de Aragón
jueves, 2 de septiembre de 2004