CALATAYUD SE VOLCÓ CON EL PRÍNCIPE

J. A. P.- Yolanda Garrido le cantó un romance de amor en fabla antes de que un amigo se pusiera de puntillas para colocarle un pañuelo de baturro. Felipe de Borbón se lo dejó anudar e incluso posó ante los fotógrafos para tener un recuerdo imborrable de su visita a Calatayud, donde unas 4.000 personas protagonizaron ayer uno de los recibimientos más calurosos al heredero en su viaje oficial a Aragón.

Los bilbilitanos se arremolinaron en la plaza del Mercado, a las puertas del ayuntamiento, y en la calle del Mesón de La Dolores para seguir la visita del Príncipe. A la una de la tarde, la expectación y la ansiedad entre el público era tal que cuando una vespa amarilla de Correos, ajena a los controles, se coló hasta la plaza todo el mundo rompió a aplaudir. Sin embargo, tuvieron que esperar otros cinco minutos para ver los más de dos metros de "guapura y sencillez" del futuro monarca de España. Como en el resto de localidades aragonesas, se le recibió al grito de "¡guapo, guapo!", mientras los gorros de papel que lucían algunos vecinos para soportar el sol de justicia acababan por los suelos.

El alcalde de Calatayud, Fernando Martín, y la corporación municipal le esperaban en la Casa Consistorial, desde cuyo balcón aprovechó de nuevo para saludar al público. Minutos después, se dirigió al Mesón de La Dolores, a cuyas puertas el grupo de jotas Virgen de la Peña le obsequió con unos bailes y una rondalla. Además, le regalaron una caja de madera con dos botellas de vino de Maluenda y una cinta con sus canciones.

Ya en el interior del mesón, rehabilitado hace justo un año como museo, Felipe de Borbón se reunió con representantes de la cultural tradicional y degustó vinos de la tierra, así como jamón, queso y los tradicionales fardeles

Tras la visita, el alcalde, Fernando Martín, agradeció a todos los bilbilitanos "la gran acogida" que dispensaron al Príncipe. "Han cumplido. Creo que hemos batido algún récord en lo que respecta a recibimientos al Príncipe a lo largo de estos días", sentenció.

La historia : La ‘sorpresa’ del Mesón de La Dolores

El alcalde de Calatayud, Fernando Martín, aseguró ayer que el Príncipe de Asturias se llevó una grata impresión de la ciudad y de la rehabilitación del Mesón de La Dolores, inaugurada el 1 de junio del año pasado, día de San Iñigo, patrón de la ciudad.

Esta antigua hospedería, reconvertida en museo, data del siglo XIX y es una de las joyas que con más orgullo enseñan los bilbilitanos a sus visitantes, ya que en ella trabajó la conocida sirvienta que dio origen a una famosa copla. "El mesón sorprende a todos", subrayó el alcalde.

El Periódico de Aragón (9-6-2000)

Ultima jornada de calor popular

E. Moredas / S. Cabello.- Calatayud dispensó ayer al Príncipe de Asturias una extraordinaria acogida durante su visita a la ciudad, que comenzó hacia la una del mediodía. Numerosos bilbilitanos –mujeres y niños, sobre todo– esperaban al sol desde buen rato antes en la plaza del Mercado para aclamar al heredero de la Corona, que fue recibido por el alcalde, Fernando Martín. Los gritos de "¡Felipe! ¡Felipe!" y "¡guapo! ¡guapo!" y el clamor ciudadano arrancaron en cuanto comenzaron a llegar los coches oficiales, mucho antes de que Don Felipe bajara del Mercedes 500 azul marino que ha utilizado en diversas etapas de la visita oficial a Aragón que acabó ayer.

Saludó a la Corporación municipal, firmó en el libro de honor y salió al balcón del antiguo Ayuntamiento, desde donde saludó a los vecinos pudo contemplar la belleza de la plaza porticada.

Los munícipes obsequiaron al Príncipe de Asturias con una licorera de cristal y cuello de plata en la que figuraba también el escudo de la villa. También, le regalaron bizcochos y frutas de Aragón elaborados por la confitería que suministra a la Casa Real desde tiempos de Alfonso XIII.

Después, en medio de un extraordinario despliegue de seguridad, el Príncipe se desplazó a pie hasta el cercano Mesón de la Dolores. En la plaza de los Mesones, el grupo de jota "Virgen de la Peña" ofreció a Su Alteza Real el canto del romance cheso "S’ha feito de nuei" (en fabla), la Jota de Albalate y la conocida copla "Patria y Virgen mi cantar". Felipe de Borbón se mostró encantado con el recibimiento y se acercó a los joteros para felicitarlos y fotografiarse con ellos. Un miembro del grupo colocó un cachirulo en el cuello del Heredero.

Posteriormente, la comitiva accedió al Mesón de la Dolores, donde recorrió el museo y degustó un surtido de tapas de la tierra (fardeles, morcilla, chorizo, longaniza, jamón y queso) regado con vino de Castillo de Maluenda. En el magnífico palacio del siglo XV restaurado, el Príncipe se reunió con representantes de mundo de la cultura y el folclore. Allí estuvieron el consejero Javier Callizo; José Galindo, de la Asociación Cultural "La Cadiera"; Fernando Solsona, del Ateneo de Zaragoza; Julio Gavín, de la Asociación "Amigos del Serrablo"; el cineasta y etnólogo oscense Eugenio Monesma; y el editor José María Pisa.

Don Felipe tuvo que posar dos veces con cachirulo

E. M.- Los reporteros gráficos que han seguido la visita oficial del Príncipe Felipe a Aragón se toparon ayer con una desagradable sorpresa. Se habían perdido una de las imágenes más singulares del viaje. Fotógrafas y cámaras había sido desplazados por personal de seguridad de la Casa Real hacia el museo que existe en los bajos del Mesón de la Dolores de Calatayud. Mientras, en el exterior -sin más cámaras que las de un fotógrafo oficial-, un jotero colocaba un cachirulo al cuello de Su Alteza y Don Felipe posaba con todo el grupo folklórico bilbilitano. Así las cosas, los reporteros gráficos aragoneses no habían podido captar uno de los momentos más simpáticos de la estancia del heredero en Aragón (los medios de Madrid llevaban tres días preguntando que cuando habría jotas). Y entretanto, la responsable de Prensa de la Casa Real aseguraba a varios redactores que el viaje estaba siendo "un verdadero modelo de organización" tanto por la cobertura periodística como por el seguimiento del programa fijado de antemano. Cuando los fotógrafos supieron que no tenían la foto y expresaron su queja, el Príncipe accedió solícito a que se repitiera y posó de nuevo con los joteros.