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MUSEO DE LA DOLORES
¿NEGLIGENCIA O TOMADURA DE PELO?


Es de dominio público y está ampliamente documentado que si no hubiese sido por mi labor durante más de treinta años, no hubiese sido posible la restauración del Mesón de la Dolores, la creación de su Museo, y la reivindicación de este universal personaje, "La Dolores", que de un baldón y un motivo de pitorreo para Calatayud, ha pasado a ser una heroína, prototipo de mujer avanzada, y principal resorte para el resurgir turístico de la ciudad.
El Museo —y pido disculpas por lo que la anterior y esta afirmación puedan tener de vanidosas— es obra mía. Tanto los paneles fijos, que no podrían haberse realizado sin mi colaboración, como la elección y disposición del resto de las piezas que lo componen, que en un 95% son de mi propiedad. Por la cesión de ellas, adecuadamente enmarcadas y acondicionadas para su exposición, a mi costa, percibo un canon simbólico, que durante los últimos 12 meses ha ascendido a 874'87 euros, o sea, 72'87 al mes.
Pues bien, en este momento —vengo denunciándolo públicamente desde hace mucho tiempo— no pinto nada para la Asociación Cultural de "La Dolores"(Asociación creada por mí), encargada de dirigir el Museo, de la que he recibido multitud de desaires e inconveniencias; ni para el Ayuntamiento, que me ignora totalmente contra toda razón y justicia.
A la entrada del Museo hay una placa colocada por el Ayuntamiento que reza: "Este museo dedicado al singular personaje de la Dolores es fruto de la inestimable colaboración de su director científico D. Antonio Sánchez Portero", pero no tiene ningún valor práctico. De hecho, no puedo acceder al Museo, porque hace meses la Asociación cambió la cerradura para que no pudiese hacerlo, y el Ayuntamiento muestra una actitud pasiva y no toma en consideración las reiteradas reclamaciones que le comunico por escrito.
Desde hace tres años vengo quejándome de esta anómala situación. En mi afán de concordia y siempre pensando en lo mejor para Calatayud, e ido haciendo concesiones y renuncias de todo tipo, sin que mi actitud haya servido para nada práctico. Y ha llegado el momento muy doloroso para mí, no pudiendo aguantar ya más, de decir ¡hasta aquí hemos llegado!, ¡¡basta!!
En suma, lo que solicito es lo siguiente: Que la singular y magnífica bodega medieval se pueda contemplar en todo su esplendor, sin que sus paredes y arcos permanezcan ocultos por los paneles de la exposición permanente de pinturas; que parte de dicho museo deje de conceptuarse como etnográfico, porque es inviable se mire como se mire y es un contrasentido. Todo el espacio debe ser solamente destinado a Museo de la Dolores. Un museo único en el mundo, dedicado a un personaje universal, que debe tener características propias. También pido que se me considere y reconozca oficialmente director de dicho Museo de la Dolores.
Como esto tan lógico, tan sencillo y tan justo no lo consigo, no me queda más remedio que dar a conocer a la opinión pública la última carta que he dirigido al Ayuntamiento. El siguiente paso será comunicarle, así como a la Asociación, el día en que procederé a retirar y recuperar mis pertenencias del Museo de la Dolores. ¡Ah!, e informar cumplidamente a la opinión pública de todo lo que viene sucediendo desde hace tres años para que la verdad no se distorsione.
Deseo dejar algo bien claro que nuestras discrepancias no deben afectar a las personas, y en este sentido actúo y lo seguiré haciendo, salvo que circunstancias no deseables me impongan cambiar de actitud. Aunque este asunto es muy doloroso para mí, lo afronto con espíritu deportivo, sin acritud hacia nadie. Dicha carta, con fecha 14 de julio de 2004, dirigida a la Concejalía de Turismo, es la siguiente:

"Sra. concejala y estimada amiga: Siento exponer que estamos en las mismas, y que mi disgusto e indignación se mantienen en todo su vigor. Suponía que en la reunión que tuvimos el pasado día 29 se iba a contestar a las demandas concretas que formulaba al alcalde en la carta con fecha del pasado 14 de junio, y que el asunto quedaría zanjado definitivamente.
No ha sido así. Se me siguen dando largas, y se me pide que realice de nuevo la petición, incluyendo ahora un elemento nuevo. Considero que con la petición enviada en dicha carta es suficiente. Estimo que es labor de esta Concejalía elaborar el informe, cumplir los trámites necesarios y seguir los pasos preceptivos para que se me conteste.
Habida cuenta de la composición actual del Ayuntamiento, si no se atiende lo que solicito, no cabe duda de a quien se debe la denegación. Y cabe hablar de falta de voluntad para acceder a mis justas reivindicaciones. Estoy ya cansado y no aguanto más. En el caso de que no se atiendan antes de que finalice el presente mes, me veré obligado, sin más, a poner en práctica las actuaciones que reiteradamente he anunciado.
Si como espero (confío en que se imponga la sensatez) se me concede lo que solicito, a tenor de los proyectos y de la actitud que tome el Ayuntamiento sobre el Museo, será llegado el momento de hablar de los fondos de mi propiedad expuestos en él. Porque conviene ir paso a paso y cada cosa a su debido tiempo.
Me entristece, María Amor, que encuentres normal el retraso de nueve meses —después de otras demoras más largas—, en recibir a una persona que solicita una entrevista con urgencia para tratar de un tema transcendente; o que encuentres lógico que se esté con la mayoría, aunque ésta no sea justa ni tenga razón; y que un servidor tenga que "emplear" un tiempo en intentar que comprendas algo que es de dominio público, y por si esto no te sirve, algo que está ampliamente documentado, a saber: que sin mi dedicación y mis actuaciones a lo largo de más de treinta años, no hubiese sido posible la conservación y restauración del Mesón de la Dolores y la creación de su Museo. Y no sólo esto, sino algo de mucha más transcendencia, como es el conseguir la reivindicación de la Dolores, el liberarnos de un sambenito que nos amargaba, y el lograr cambiar la mentalidad de nuestro pueblo. Me duele a estas alturas tener que recordar estas cosas.
El Museo, que tan caro me ponéis, es fruto de mi inestimable colaboración. No lo digo yo, sino el mismo Ayuntamiento en una placa con la que ha pretendido honrarme, aunque de poco me sirve. Porque, por lo visto —no cabe pensar otra cosa— se me ha utilizado, se me ha exprimido y, ahora, después de cinco años de funcionamiento de un Museo que he creado y he montado yo, se quiere prescindir de mí. Y conste que no veo fantasmas, que puedo justificar lo que digo.
Todo mi trabajo, alabado por la mayoría —por una gran mayoría—, no se puede poner en entredicho diciendo que a algunas personas no les gusta el Museo, o que a ti, particularmente, María Amor tampoco te gusta. Hay que concretar. Qué personas, cuántas, y por qué no les gusta. A mi insistente pregunta, durante nuestra entrevista, me respondiste que a unos amigos tuyos no les gustaba parte de lo expuesto en la sala inclinada por la que se accede a la Bodega.
¡Ni a mí tampoco! Pero se da la circunstancia, que hay que tener muy en cuenta, que en febrero de 2003 —hace más de un año—, envié a la Asociación de "La Dolores" unas "Sugerencias" para aplicar en esta sala y en la Bodega (páginas 102 y 103 del Dossier) que con un gasto mínimo hubiese mejorado extraordinariamente esta sala; y sin ningún gasto se hubiese combatido la escandalosa y progresiva humedad de la Bodega.
Pero los miembros de la Junta de la Asociación no me hicieron el menor caso, como nunca me lo han hecho sobre otras cuestiones, a pesar de mi insistencia y de mis constantes indicaciones en pro de mejorar el Museo. Lo grave es que el Ayuntamiento, que se supone debería velar por la buena marcha del mismo, y que debería conocer estas "Sugerencias", porque estaban incluidas en el Dossier que entregué en el Registro Municipal en julio de 2003, no ha tenido en cuenta ni esta ni ninguna otra de mis continuas comunicaciones que les he remitido desde hace más de tres años. Además, se da la circunstancia de que nunca he tenido libertad para actuar en esta sala, y desde hace casi de dos años no puedo acceder al Museo cuando permanece cerrado al público, porque, incumpliendo un acuerdo, la Asociación ha cambiado la cerradura, y el Ayuntamiento adopta una incomprensible actitud pasiva.
Por estos motivos expuestos, no consiento y me indigna que se valore negativamente el conjunto del Museo por esta sala, y que quien lo hace seas precisamente tú, María Amor, la concejala de Turismo. No deseo enfadarme contigo, ni con nadie; pero quiero que se me haga un mínimo de justicia y que se me tenga en cuenta en un tema que, aunque sólo sea por el tiempo que le he dedicado, soy en él un especialista y he demostrado con creces mi competencia y mi capacidad.
A pesar de las deficiencias citadas, y de algunas otras, que seguramente las habrá, el Museo gusta mucho a miles de visitantes, y ahí están sus testimonios elogiosos en los Libros de Firmas. Son muy valiosos, no ya por el Museo en sí, sino por lo que expresan sobre el personaje de la Dolores, al que ven ahora de una forma totalmente positiva para Calatayud, gracias al mensaje que intento transmitir por medio de lo que hay expuesto. Mensaje que observo con satisfacción que es captado. Es ilógico y penoso que no concedáis ningún valor a estos testimonios.
Otro objetivo primordial que persigo es que los visitantes tomen conciencia de la universalidad de la "Leyenda de la Dolores" y del extraordinario Patrimonio Cultural que ha generado. En este Ayuntamiento, no os habéis dado cuenta de la transcendencia que tiene este asunto, y creéis que los elementos expuestos a propósito, que contribuyen a que se consigan estos fines, están de más, sobran, carecen de valor, y pretendéis que se eliminen. Es un error que procuraré evitar.
Ante la reticencia a nombrarme director del Museo, que sería lo lógico y lo justo; al pensar (eso he deducido de nuestra conversación) que con los paneles fijos, unas cuantas fotografías y alguna otra cosa ya está listo el Museo y sobra todo lo demás, o sea, mis fondos; teniendo en cuenta vuestro deseo de que las visitas sean gratuitas y, por consiguiente, ya no haría falta una persona fija que se encargue de su vigilancia; y si además se cuenta con el asesoramiento de una licenciada en Arte, pero no en el tema que nos ocupa, en el que el licenciado es un servidor, no es difícil adivinar la futura situación: Se prescinde de mí y puedo llevarme mis cosas.
Si no es así, pido disculpas. Pero si fuese cierto lo que pienso, no voy a permitir que todo mi esfuerzo se desvirtúe y la reivindicación de la Dolores se quede a medio camino. Todo lo que he expuesto en el Museo obedece a un fin, en parte logrado. Un fin que nadie mejor que yo sabe cual es, así como el camino que hay que seguir para conseguirlo. No es otro el camino —la principal baza del mismo— que el Museo. Pero no un Museo de cualquier manera.
Y no voy a renunciar al honor que me corresponde y me he ganado a pulso, de ser el director de dicho Museo. Mas claro, agua. Es lamentable que tenga que decir estas cosas. Si no se me hace justicia y no se me concede este cargo, se me pone en el disparadero de reaccionar de la única manera posible. De momento, dad por hecho que todas estas cartas, o lo que sean, que me obligáis a escribir, perdiendo un tiempo que podría emplear, por ejemplo, en la Antología de Poetas o en otras investigaciones que tengo entre manos, van a ser dadas a conocer a la opinión pública.
Soy consciente de que esta comunicación es muy extensa; pero considero que tiene la medida que necesita un asunto de la transcendencia de éste. Pronto nos hemos olvidado de que nos daba vergüenza de que nos mentasen a la Dolores.
Reitero, si el 1 de agosto no tengo por escrito contestación a mis reivindicaciones, sin más dilación pondré en práctica las medidas que he anunciado.
Cordialmente, y con mi mejor deseo de que lleguemos a un completo acuerdo en beneficio de Calatayud."

Antonio Sánchez Portero



www.ladolores.net
21 de agosto de 2004