Opinión:
Objetivo del Museo de la Dolores


Por ANTONIO SÁNCHEZ PORTERO

En general, la mayoría de las personas que visitan el Museo de la Dolores encuentran lo que vienen buscando, a "La Dolores", y se quedan altamente complacidas por lo que ven y por su disposición, y así lo manifiestan con sus elogios comentario en el Libro de Firmas.
Admito, porque es lógico y natural, y porque para los gustos están los colores, que a otras personas no les agrade tanto, y hasta que encuentren fallos, que los hay, indudablemente.
Todas las opiniones - salvo las fundadas en el desconocimiento y en la mala fe - son muy respetables, y cada cual está en el derecho de expresar la suya. Y si son constructivas, merecen el agradecimiento. Para aquellos, que puede haberlos, que solo ven en el Museo un montón de cuadros e infinidad de fotocopias "sin compulsar", distribuidos arbitrariamente, como responsable y ejecutor de la selección, preparación y ubicación del 95% de las piezas que en la actualidad forman y componen el Museo de la Dolores, me veo en la obligación de explicar y aclarar la orientación y las pautas que he seguido para su montaje.
Reconozco que soy un lego en la materia, pero después de haber visto lo que a continuación voy a referir, llego a la conclusión de que no hay unas hormas fijas que marquen cómo debe de ser un museo. Acaso tengo a mi favor, tratándose del de la Dolores, un amor infinito y que llevo más de cuarenta anos dedicado a este tema.
En el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, vi, sobre un cubo elaborado con chapas de madera conglomerada pintado de blanco, una palangana esmaltada esportillada que contenía agua sucia y verdosa cubriendo un grifo de latón oxidado, todo ello en el centro de una amplia habitación con las paredes vacías y ningún otro elemento.
En la Casa Museo de Juan Ramón Jiménez, en Moguer, un tramo de la escalera está cubierto totalmente con medio centenar de documentos. Y también, no recuerdo si en el Museo Colombino de Palos de la Frontera o en la Casa Museo de Blasco Ibánez, en Valencia, hay paredes enteras con cuatro hileras horizontales de documentos, dibujos y cuadros, desde menos de metro y medio de altura hasta el techo, en singular mescolanza. En el de Blasco Ibáñez, su partida de bautismo, en la que consta que su madre era de Calatayud, se encuentra en el centro de una vitrina en lugar destacado.
Hecha esta premisa, paso a especificar lo que pretendo con la actual composición y disposición de elementos o piezas que forman el Museo de la Dolores:
Revivir la realidad de Dolores Peinador Narvión, la mujer bilbilitana, cuya apasionante vida propició que se cantase la copla y, a partir de ella, que surgiese la leyenda.
La recreación de una época (1.800 - 1900) a través de fotografías y de documentes, la mayoría de ellos, en sí mismos, aunque los desligáramos del tema, son muy interesantes y reflejan y nos acercan a una etapa muy curiosa de la historia bilbilitana. Los documentos expuestos, han sido seleccionados entre centenares de ellos.
Una vez surgida la copla y a través de ella, procuro aclarar y explicar el nacimiento, gestación y difusión de una Leyenda universal que interesa muchísimo y sigue apasionando. Se recogen documentos relativos a la "Fiesta - Homenaje a la mujer bilbilitana", que tanta importancia y repercusión tuvo a nivel local y nacional.
He reunido documentos relacionados con "La Dolores" relativos a cine, teatro, ópera, ballet, novela, poemas, canciones, coplas, crónicas, opiniones criticas, etc. Así como carteles, programas fotos y postales.
Se exponen diversas muestras del extraordinario Patrimonio Cultural que ha generado la Dolores (surgido a partir de 1867), en gran parte oculto y desconocido, que he descubierto y que explica el por qué de la universalidad de la Leyenda.
Y he pensado que para que la gente se cerciore de la importancia de este variado y rico patrimonio, debe de entrarle por los ojos, y a tal fin he dispuesto una docena de cuadros con las páginas de crédito de las obras más significativas. Porque este sistema es más efectivo que el ordenador con una base de datos, donde están metidos todos los relativos a las obras sobre "La Dolores". Este ordenador lo han estropeado varias veces y las reparaciones son costosas. Desde hace muchos meses se encuentra inactivo. Y es muy importante que la gente tome conciencia de esta riqueza cultural única y asombrosa, que minimiza el poso negativo de la Leyenda y engrandece a Calatayud.
En parecidos términos podría expresarme sobre los textos, poemas, criticas, citas y coplas enmarcadas. Aunque hay un panel que recoja un resumen o relacione en un mínimo espacio estos elementos, considero que es muy importante que, al igual que Santo Tomás, la gente los "vea y los toque" y les entre por los ojos con el mínimo esfuerzo. Luego, si alguien quiere enterarse de su contenido (son muchos los que lo hacen), eso ya es por su cuenta. Pero debe de dárseles esta oportunidad.
Con esta exposición pretendo que los visitantes se interesen por la Dolores, la quieran, se solidaricen con ella y la defiendan. Para que se consiga este primordial objetivo y que se consolide el buen nombre de la Dolores, es imprescindible que el Museo siga en la línea actual, sin descartar, por supuesto, cualquier iniciativa o sugerencia que siempre sería bienvenida.

LA COMARCA, 5 de octubre de 2001